Defender al INE

El argumento preferido por el oficialismo para perfilar sus críticas en contra del Instituto Nacional Electoral (INE) se centra en la polémica por los altos […]

El argumento preferido por el oficialismo para perfilar sus críticas en contra del Instituto Nacional Electoral (INE) se centra en la polémica por los altos salarios de su estructura. Ni tienen otro, ni lo tienen mejor. Sin duda el hecho de que las y los consejeros electorales tengan salarios altos comparados con los ingresos de la gran mayoría de mexicanas y mexicanos puede ser motivo de ofensa, pero ello no justifica el intento por desaparecer al INE y a los tribunales electorales; y menos aún, puede ser pretexto para pretender que la organización de las elecciones corresponda, como en antaño, a la Secretaría de Gobernación. Si hay que ajustar los salarios de los consejeros, que se ajusten en el marco de la ley, pero no se puede trastocar, so pretexto, la autonomía de la autoridad electoral.

Desde su creación, el INE – antes IFE- ha cumplido con su misión de organizar elecciones limpias, ajustadas al marco legal vigente y centrando su actuar en los principios de certeza, legalidad, independencia, imparcialidad y objetividad que han permitido la alternancia en todos los niveles y órdenes de gobierno. Tan es así que en el 67% de las elecciones hay alternancia en el cargo disputado a partir de los resultados. Es decir, el pueblo pone pero también el pueblo quita. ¿Qué se le puede cuestionar a un árbitro que ha cumplido con su función? ¿Con qué otro argumento se puede desprestigiar al INE, si bajo su conducción, tenemos elecciones cuyo resultado es incierto y corresponde únicamente a la voluntad del pueblo? Con este árbitro, y con las actuales reglas, MORENA ha ganado no solo la presidencia de la República, sino un importante número de gubernaturas y alcaldías. La ley se ha respetado y la democracia ha funcionado.

Defender al INE es defender a una institución ciudadana consolidada y apreciada por el pueblo de México. Defender al INE es cerrarle el paso a la intentona del gobierno federal para apoderarse de la rectoría de las elecciones. Defender al INE es evitar una regresión autoritaria y el nacimiento de una dictadura disfrazada. El gobierno no puede controlar las elecciones porque retrocederíamos a los tiempos de un solo partido que controla todo.

Los problemas que se le pueden achacar a la democracia no son culpa de las elecciones, son en todo caso causas de los malos gobiernos. Quienes exigen una reforma electoral para “mejorar la democracia” se equivocan. Las fallas de la democracia no se encuentran en los procesos electorales, están en el pésimo desempeño de un gobierno federal que está acabando con las instituciones, incluyendo la institución electoral. Más valdría reformar otras tantas leyes, pero no las electorales que han funcionado y garantizado la alternancia en nuestro país.

#YoDefiendoalINE

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