¿Quién perderá la guerra?

Sobre la invasión en Ucrania que está en curso, la mayoría prevé que Rusia se alce victoriosa al recuperar territorios antes suyos y extendiendo así […]

Sobre la invasión en Ucrania que está en curso, la mayoría prevé que Rusia se alce victoriosa al recuperar territorios antes suyos y extendiendo así su dominio frente a occidente. La Federación de Rusia comandada por Vladímir Putin se presenta en este escenario de confrontación como invencible frente a una joven República Ucraniana que solitariamente desafía a una de las principales potencias armamentistas del mundo. El basto arsenal militar y la arraigada capacidad geopolítica de Rusia no prometen un resultado diferente al triunfo soviético. Pero, verdaderamente ¿alguien gana en una guerra?

historia marca triunfadores, pero ¿a qué costos? ¿el saldo final para el “ganador” es realmente positivo? Si partimos de la preeminencia del derecho y protección a la vida podríamos afirmar que nada puede significar una ganancia positiva frente a las pérdidas de vidas humanas. Entonces, más que aventurarnos a profetizar quién “ganará la guerra” debemos preguntarnos ¿quién la perderá? Yo no tengo duda, al corto y mediano plazo Rusia perderá esta guerra; de hecho ya la está perdiendo en términos de comunicación, económicos, de relaciones y de futuro. Me explico. La imagen del dictador ruso, y con ello su liderazgo global, está siendo duramente afectada al grado de ser merecedor de sobrenombres como el de Putler (resultado de la conjunción de Putin con Hitler) y el valor de su palabra ha sido degradado al máximo pues en un principio aseguró al mundo entero que no invadiría a su país vecino, hoy es evidente que mintió con total cinismo.

El presidente ruso es un gran estratega político y militar pero quizá esté subestimando el avance tecnológico y la resonancia de las nuevas comunicaciones que juegan un nuevo papel determinante ya que, a diferencia de en cualquier guerra anterior, cada detalle y abuso cometido por su ejército será público y evidenciado. Putin calculó destruir las instalaciones estratégicas de comunicaciones en Ucrania para, entre otros objetivos tácticos, minimizar mostrar los daños que causará su irrupción, pero no previó, por ejemplo, que el dueño de Tesla, Elon Musk, esté activando sus satélites para dotar de internet gratuito a los ciudadanos víctimas en la zona de guerra y con ello ayudar a visibilizar las atrocidades en curso y facilitar la coordinación de los ciudadanos que defienden a su Nación.

Putin es el típico dictador con añoranzas por el pasado que cree que bombardeando a la televisora local logrará censurar la libertad de expresión, pero se equivoca. Putin tampoco entiende que hay un nuevo ciudadano global que aspira a la paz y la defiende al máximo. Estos son ejemplos que muestran el precio que ya paga Rusia. El principal: su derrota pública y moral. Pero también, los ciudadanos rusos pagarán altísimos costos por las sanciones y bloqueos acordados por los principales países del mundo para frenar el comercio, las inversiones y transacciones de Rusia con el mercado global, lo que afectará gravemente a la economía del pueblo ruso y lo enfrentará al tiempo con su gobierno.

Mientras Putin amenaza con bombas nucleares aterrorizando al orbe, la naciones unidas actúan firmemente con un bloqueo comercial sin precedentes y con consecuencias también devastadoras para Rusia. En el futuro próximo los rusos tendrán que decidirse y escoger si quieren seguir viviendo bajo una dictadura añeja que les genera culpa, deterioro y retroceso o si cambian y reivindican su futuro.

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