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¿Cómo identificar un verdadero sistema de salud pública de calidad? Por la gratuidad de sus servicios, por la amplitud de su cobertura, por la accesibilidad […]

¿Cómo identificar un verdadero sistema de salud pública de calidad? Por la gratuidad de sus servicios, por la amplitud de su cobertura, por la accesibilidad a consultas, tratamientos, medicinas e intervenciones y por la calidad integral en la atención que brinda. Bajo estos criterios podemos afirmar, sin temor a equivocación alguna, que el sistema de salud mexicano está en colapso.

Lejano a reconvertirse en un programa de salud pública de primer mundo como lo prometió el presidente, el Instituto de Salud para el Bienestar (INSABI) ha fracasado rotundamente: redujo su cobertura dejando sin acceso a más de 20 millones de personas que contaban ya con la protección del Seguro Popular, ocasionó un desabasto de medicinas sin precedente en nuestra historia reciente, frenó nuevos proyectos de infraestructura y arrinconó a organizaciones público-privadas que prestaban servicios de salud complementarios retirándoles toda aportación de recursos públicos con la que contaban.

Hoy millones de mexicanos se preguntan ¿En dónde está el INSABI? ¿Cómo acceder a medicinas y tratamientos gratuitos y de calidad? ¿Qué servicios cubre? ¿Cómo inscribirse? Preguntas básicas, sin respuestas claras.

El gobierno del presidente Vicente Fox, ideó el Seguro Popular para proyectar un nuevo sistema de salud universal que garantizara el derecho a la salud de toda mexicana y mexicano; los presidentes Felipe Calderón y Enrique Peña lo apuntalaron llegando a cubrir a 53 millones de personas. Si bien, el Seguro Popular aun presentaba muchas áreas de oportunidad y rezagos, su ruta era clara y ascendente; existía un esfuerzo genuino del gobierno federal por construir un sistema articulado, ampliado y perfectible para hacer realidad la garantía constitucional de la protección de la salud.

La salud pública en México está en una grave crisis, no hay inversión en infraestructura nueva, existe un dramático deterioro de las clínicas y hospitales a cargo del gobierno federal, no hay medicinas ni atención pronta y el manejo de la crisis sanitaria por la pandemia de la covid-19 evidenció los males que padece nuestro sistema confirmando que, con este gobierno, no hay cura posible y el sector salud federal está desahuciado.

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